miércoles, 18 de diciembre de 2013

Roble de años, tú mi refugio, mi padre...

Mis lágrimas no fueron cayendo al vacío,
mientras te mantuviste a mi lado, fuerte roble de ásperos tratos,
te volviste tan suave, al verme llorando.
Cuando el sol se apagó en mi mirada,
fue tu abrazo mi pronto refugio.
No sé cuándo te iras de mi lado,
muchas veces yo ya me he marchado;
soy quien soy por mirarme en ti, tú mi espejo favorito.
He tomado lo bueno y desechado lo malo
en mi decisión de amarte siendo tu tan humano.
Padre no es sinónimo de perfecto, pero así te amo,
he visto en mis recuerdos tu cuidado,
aunque aquellos días primeros de mi existencia, se hayan borrado.
He escuchado tu voz muchas veces amarga,
y otras veces fuerte enseñándome que así
se afronta la vida, se lucha y se avanza.
Aun con tus idas y venidas, con tus errores y fracasos,
Aun cuando muchas veces por tu causa he llorado
te respeto, te admiro y te amo, no porque seas mi padre,
sino por ser un hombre falible imperfecto y humano.
Fuiste el héroe de mis infantiles noches de espanto,
Fuiste el ogro de mis ilusionados cuentos de amor no realizados;
Pero con los ojos ya vivaces de la madurez que ha llegado
te agradezco que te hayas vestido de héroe
y sin serlo, resistir los golpes de la vida y mantenerte a mi lado
Agradezco también el disfraz de villano
que tuviste que usar para ahuyentar  a los malos,
aquellos que llamándose amigos en mis días tempranos
me vistieron de halagos y de ti me apartaron,
mas sabiéndome frágil e inexperta en la vida
me tomaste las manos y guiaste mis días
agradezco tu mirada en la mía
y orgullo más grande de llamarme tu hija.

Aztiram.